Tengo callos en los ojos de tanto mirarte
y los párpados parecen estar fijos
por no perder ningún detalle tuyo.
Mismo con conocer de memoria tú silueta,
me gusta recorrerla con la vista al contraluz,
pues esa figurita que tienes me tiene encantado
y babeo como un bobo cada vez que te tengo delante,
solo vuelvo en mi cuando me hablas
y aún que me gusta escucharte,
relajo la visión con tu contorno.
A veces me parece ver alas en tu espalda
y pienso que ciertamente eres un ángel,
pues solo un ser así puede hacer tanto bien a los demás
sin pensar en él
y me siento un privilegiado por conocerte.
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