Tienes mi cuerpo,
sí, tienes mi cuerpo pero no mi espíritu,
mi alma, mi sentimiento más profundo.
Tienes mi cuerpo y de él haces todo cuanto
quieres,
noto como obedece todos tus requerimientos,
pero mi espíritu vaga libremente,
por campos de flores,
de colores que ni imaginarte podrías.
Me tienes y soy tu esclavo,
mi cuerpo está presto a atender
hasta la más leve de tus indicaciones,
pero mi mente …
ah, ella cruza valles hermosísimos,
se pierde entre nubes de imaginarias figuras
y consigue evadir sonrisas por entre los barrotes
de mis dientes.
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