Vencías amor al
sueño
por quedarte
conmigo
escuchando mis
versos,
aceptando las
caricias
que te daban mis
dedos
y de vez en
cuando tus
labios rozaban mi
cuello
y yo me afanaba
en beber
el vino que
tenías en ellos.
Qué gozo me daba
amor
el desrizar tus
cabellos,
sentir tu rostro
ardiente,
al recibir
aquellos besos
y que placer el
ver tus ojos
húmedos de la
emoción,
pero expresando contento.
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